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jueves, 16 de octubre de 2014

Relato zombie: Atrapado en un día de mierda



Hace doce horas que yo, un gaditano de pro de unos cuarenta y dos años de edad, trabajador (más o menos) y padre de familia, he sido ingresado de urgencia en el Hospital Puerta del Mar. Por lo que puedo recordar, lo que sucedió fue, más o menos, como sigue:
-         Mire usted, esto está más apretao que el culo de una gorda. – Le decía Paco al extranjero que tenía problemas de atasco en el retrete de la casa que había alquilado.
-         ¿Cómo dice? – Le decía el tío estirao con acento extraño.
-         Que por aquí no cabe ni el bigote de una gamba de frente, oiga.- Insistía Paco, fontanero de toa la vida, dispuesto a cualquier arreglillo que le proporcionara ingresos extras.
-         ¿Gamba? – Repetía el pobre pringao sin enterarse de ná.
El nota había alquilao por un pastón aquel piso que había dejao recientemente la difunta María Luisa sin más dueño que un sobrino espabilao. La propiedad en cuestión estaba en pleno Barrio de Santa María, en la calle Viento, en el bloque de pisos más feo y destartalao que se haya visto por la zona, en aquella calle lúgubre y estrecha, eso sí, recalcando en el anuncio que publicó en interné y en toas las inmobiliarias de Cai que era una vivienda tradicional, típica y céntrica, cerca al mar. O sea, prehistórica, ruinosa y con las cañerías en su punto más álguido de ebullición.
Y el sobrinito de marras gastándose los novecientos euros que le había cobrao al incauto por el alquiler en temporada alta de verano, que ahora se estaría puliendo en algún chalé en primera línea de playa. Si es que…
-         Le digo, señor Guiri de la Conchinchina, que por menos de cien pelotes no le arregla esto nadie.
-         Excuse me?
-         Que no meto las manos en mierda por menos de cien euros, oiga. Y ya usted se las arregla con el dueño. Que esto no es moco de pavo, ¿vale? Que me queda obra pá rato. Ci-en e-u-ros, ¿me entiende? Y mañana Ok, todo ok.
El tipo pareció entender, aunque no de buena gana, que le tocaba apoquinar la pasta, y sacó el efectivo de la cartera. Ya todo el tema económico arreglao, conseguí echarlo de cuarto de baño con aspavientos y empujones y procedí a equiparme pá pasar el mal trago. Saqué unos guantes como los que usa mi parienta pá fregar los platos, hasta casi el codo, y metí la mano con toa la cara de fatiga. Al fondo se notaba una cosa pastosa y dura, un engrudo asqueroso, compacto.
-         No veas lo que esconden los de fuera dentro de los intestinos, este tío ha venío a España a dejar to su porquería. Vaya tela lo que se ha formao aquí. Vamo, llegaría el tío un mes estreñío, por lo meno.
Salí al pasillo con el guante aún puesto, chorreando mierda por to el trayecto. Me había dejao las herramientas a la entrada. Tenía que desmontar to el tinglao porque ahí había más conglomerao que juntando toa la piedra ostionera de la Bahía. Cogí las herramientas y me metí en el cuarto de nuevo, no sin intentar antes sin éxito que el friki tiquismiquis me enchufara un ventilador cerca, más que ná pa alejar las malas pestes que salían del vater, y las que quedaban por salir.
Sudando como un toro en una corrida (¡uy, que frase más malinterpretable!), empecé a desmontar con cuidado de no partir “demasiadas” losas, y al cabo de un buen rato y mucho sudor, desplacé la pieza sin demasiados incidentes. Un reguero de un fluido pastoso indefinido corría desde el inicio del bajante hasta donde reposaba actualmente el vater y aparecía empercochándolo todo por el constante pisoteo de mis propios pies. Bueno, yo no lo iba a limpiar.
Primero usé una linterna pero aquello era boca de lobo. La peste era nauseabunda, repugnante, y mira que había desatascao el menda más váteres que conciertos dio el Maikel Jakson ese en toa su vida.
Cogí un desatascador y ná, parriba-pabajo con movimientos pajilleros frenéticos, con los sudores recorriéndome la espalda. Me sequé el sudor con el brazo y... ¡coño! Usé sin querer el brazo con el guante pringao. Hoy no es mi día, pensé mientras me terminaba de ensuciar quitándome la porquería con la camiseta, que era blanca cuando se inició el día.
Tras varios ruidos desagradables pareció destaponarse con un fuerte ¡PLOC! que hizo retumbar toa la casa. Parte del contenido de la tubería salió vomitao y el olor se desperdigó por la casa. El tipo que me había contratao asomó la cabeza, abrió los ojos como platos y asqueao-aterrorizao, salió huyendo pal salón. Mejor así, que no se puede trabajar con mirones, se desconcentra uno.
Cogí un palo largo que tenía preparao y lo metí por el hueco, pero a pesar de todo aquello no entraba ni a la de tres. No, si al final todavía le había pedio poco parné. Pos ná, a meter la mano otra vé. Vaya mierda…
Y en eso estaba, con la mano dentro hasta más arriba de la muñeca, empujando algo duro, profundizando más, más, hasta que la masa pastosa alcanzó el borde final del guante y se coló por dentro. Hoy me toca la lotería, me dije asqueado, con la cara casi metida en la pringue del sueño. Y noté un bulto, un bulto gordo que pareció… chillar, moverse… ¡y morder! Joder, hostia puta, una rata.
Saqué la mano a toa carrera y me quité el guante dolorido. Tenía una herida profunda, una mordedura. Me enjuagué las manos en el grifo del lavabo, salpicando porquería por la pared y por el romi, y me sequé to la pasta esa enfermiza con la toalla bordada. A la mierda el bordao. Estaba asustado por coger una infección, la rabia o sarna de esa. Cabrona de la rata. Me puse otra toalla del armarito de enfrente pá cortar la sangre y me agaché con la linterna pá ver por el boquete, con recelo. Algo me saltó a la cara. La joía rata quería más.
Forcejeando con ella salí al pasillo, intentando estrujarla con la otra mano. Mientras resbalaba por la suciedad del suelo y me daba un golpe en la cabeza, el mierda de bicho seguía atacando hasta que la agarré como pude y la separé de la cara. Era asquerosa, olía fatal y parecía rara, como… podrida. De hecho, tenía un trozo de carne menos en el costado y le colgaban las tripas. Pero seguía mordiendo al aire. Asustao, la tiré lejos hacia el cuarto de baño y ví, pá mi horror, que en vez de atacar de nuevo, procedía la muy mamona a alinearse con otras doce o trece amiguitas que, como la primera, con órganos colgando o con falta de ellos y sin inmutarse por ese hecho, echaban cojones preparándose pá atacar.
Cogí el palo de desatascar, allí plantao el medio del corredor en posición de defensa, o yo que sé, acojonao. A la vez, como el ejército mejor organizao del mundo, atacaron sin piedad. Mi acojone aumentó en proporción. Al carajo el Canal Plus, veré el fútbol en el bar, como siempre, y eché a correr como perseguío por la bruja Lola en pelotas. Mala suerte que el mierda de guiri chungo tropezó conmigo y caímos al suelo y, mientras me volvía e intentaba quitármelo de encima pá guanajarme a la voz de ya, toas las asquerosas ratas zombies se me tiraron encima. Y no recuerdo más, sólo que estoy aquí to vendao, rodeao de tubos y aparatos entre pásticos y precintos, con una peste a podrío que no se puede aguartar. Lo raro es que tó está limpio y seco, creo que el podrío soy yo.

viernes, 10 de octubre de 2014

Reseña sobre el Festival Manga de Cádiz 2014


Comienzo el artículo con un comunicado del Ayuntamiento de Cádiz donde se habla de la programación y del evento en general:

El Festival Manga de Cádiz, del 3 al 5 de octubre en el Baluarte de Candelaria


Organizado por el Ayuntamiento de Cádiz, junto con siete asociaciones juveniles comoMilenaria, Kaigi, Isshin, DivineLoL, Mueve Ficha, Fénix y Agoca
La concejala de Juventud, Carmen Sánchez, ha presentado hoy la programación del Festival Manga de Cádiz. La edil recordó que  el Ayuntamiento de Cádiz, en colaboración con la asociación juvenil ANIRAISE, “han venido celebrando, desde el año 2006 hasta el 2012, un salón anual dedicado a la cultura japonesa y al mundo Manga. Han sido siete los eventos organizados, en sus inicios, en el Baluarte de  la Candelaria y los cinco últimos años en el Colegio San Felipe Neri. El pasado año 2013, no se celebró el Salón Manga debido a la disolución de la asociación juvenil ANIRAISE, que se encargaba de  todo lo relacionado con las actividades del evento.
Novedades
Esta nueva edición de 2014, tendrá, entre otras muchas novedades, el cambio de nombre del evento, que se llama a partir de este año festival manga de Cádiz (Femanca)
Ya cuenta con una página web, visitada por miles de  seguidores del mundo otaku, cuya dirección es www.femanca.es , donde se informa, simultáneamente por todos los colectivos participantes, de todas las actividades previstas y de las novedades que van surgiendo”.
El evento Manga se celebrará el 3, 4 y 5 de octubre. También como otra novedad para este año, “es que tendrá un formato más pequeño que en las últimas ediciones del salón, por lo que volverá a su inicial ubicación, el Baluarte de la Candelaria”. No obstante, el Ayuntamiento tiene previsto, “si la respuesta del público así lo requiere, que para próximas ediciones se pueda utilizar el nuevo espacio cultural creado en los Depósitos de Tabacos, lo que dará un gran impulso al evento al poder contar con unas instalaciones ideales para este tipo de actividades.
Como en ediciones anteriores, el cartel que anunciará el festival ha sido seleccionado entre los 25 participantes en el concurso programado para tal fin, siendo el ganador el presentado por Francisco José Asencio Ibáñez.
“Siempre hemos querido primar que fuera un lugar de ocio, de cultura, de formación, de relación y de diversión primando lo lúdico ante lo comercial. Esta es una característica de la actividades manga que se han celebrado en Cádiz que lo diferencia de otros más comerciales”, explicó Sánchez.
Además, con un incremento y una apuesta decidida por dar una mayor importancia, sin restar presencia de las actividades centradas en el ocio, a la cultura japonesa. “De este modo tendremos un espacio ubicado en el Centro Cultural Reina Sofía destinado a conferencias, proyecciones, mesas de debates y un concurso de oratoria japonesa”
Actividades
Este Festival no quiere sólo centrase en el manga (historieta japonesa) o en el anime (series de dibujos animados), sino que se adentra en diversos aspectos de la cultura japonesa de gran interés y esto se verá reflejado en el programa de actividades. Nos referimos a temas tan variados como la arquitectura japonesa, el Zen, los bonsáis o la gastronomía del país del lejano oriente.
Para ello se ha confeccionado un programa que recoge conferencias, videojuegos, talleres, proyecciones, mesas redondas, exposiciones y una gran variedad de actividades divertidas que tendrán su máxima expresión en el escenario.
Por otro lado, el evento tendrá también un espacio dedicado a las tiendas, donde comprar artículos relacionados con la temática.
El Festival del Manga de Cádiz (Femanca) contará en su programa con las siguientes propuestas a modo de resumen:
-         Conferencias de cultura japonesa, con temas variados (Arquitectura, Zen, 400 años de la llegada de japoneses a España, Viajar a Japón)
-         Concurso de oratoria japonesa.
-         Mesa redonda: A ti porqué te gusta el Manga
-         Torneo de LOL (League of Legends)
-         Zona de videojuegos
-         Zona de Juegos de Mesa
-         Taller de arte floral
-         Taller de idioma japonés
-         Taller de caligrafía japonesa
-         Taller de origami (papiroflexia)
-         Taller de fabricación de katanas y yelmos samuráis
-         Taller de Clayorama (figuras de plastilina)
-         Taller de cubo rubi (cubo mágico)
-         Karaoke japonés
-         Cosplay (disfraces manga)
-         Torneo de Go (juego de mesa parecido a las damas)
-         Taller de Go y otros juegos orientales
-         Taller de Hama (elaboración de figuras con piezas pequeñas de plástico)
-         Exposición de Bonsais
-         Zona de juegos de rol
-         Zona gastronómica (donde degustar Ramen, Sushi , etc)
-         Exhibición de artes marciales
-         Exhibición de Soft Combat (simulación de luchas de videojuegos con  materiales acolchados)
-         Taller de marionetas manga
-         Otras actividades               
Espacios
Los espacios estarán repartidos entre Stands informativos, Área gastronómica, Escenario, Salón de Proyecciones y Conferencias, Zona de Consigna, Zona de tiendas comerciales y  Zonas de actividades.


Opinión personal

Buen ambiente en general, buena recepción del público con un amplio abanico de actividades que cumplían, por lo que pude ver, con los horarios y las propuestas, sin que faltara material o instrumental necesario.

El escenario siempre activo, las mesas de información siempre dispuestas para el público.

En general, buen Salón manga o como lo quieran llamar.

Como contras a destacar: el pequeño espacio del recinto para tanta afluencia de público, lo que conllevó interminables colas, al menos el sábado, a la espera de que saliera gente del recinto para poder ir entrando, colas de espera hasta de horas. El segundo punto flojo a destacar, a mi parecer, fue el tema tiendas: pocas y con muy escaso material. NO había dvds y bluerays de anime a la venta, ni manga actualizado, ni videojuegos... sólo una gran cantidad y variedad de peluches y material similar que no satisfacía para nada las espectativas de la peña.

Por no hablar de las altas y sofocantes temperaturas, sobre todo del sábado... Pero bueno, detalles menores para tan buenos ratos.


Y claro, eso de que el acceso fuera gratuito... A ver si aprenden otros, y dejan de lucrarse a costa de los aficionados a estos géneros.

Ahí tenéis una muestra del lugar:









domingo, 28 de septiembre de 2014

JUEGO DE SALONES



Juego de Salones

Comienzo este artículo haciendo un juego de palabras a sugerencia de unos amigos tras una larga charla comunal online, muy instructiva. Y parafraseando a nuestro G. R. R. Martin recuerdo, pues viene a colación con el tema a tratar, una frase suya que me pareció adecuada: “El guerrero que lucha por dinero sólo es leal a su bolsillo”.

Y hablando de luchas por los Salones, de guerras y de dinero, ahondamos en el tema de la reciente proliferación de Salones de Manga, Comic o Videojuegos en Cádiz (concretamente los más renombrados de Cádiz o Jerez de la Frontera).

1 ALCE habla sobre la SuperCon


A escasas horas de cerrar, y añadiríamos, con notable éxito las Jornadas comiqueras en Jerez, llamadas SuperCon que han tenido lugar desde el 26 de septiembre hasta el presente 28, el balance de 10 mil personas visitándola y las redes sociales echando humo, dan cuenta de lo que ha representado.

Que nunca llueve a gusto de todos, es un hecho irrefutable. Que si no hay manga, las entradas, la SuperCon versus la ComiCon...Nada que no acontezca en cualquier evento de cierta envergadura, así que podemos decir en voz alta que ALCE han aprobado con nota.

Pasemos a despejar las dudas que ellos mismos se han encargado de redactar mediante este comunicado.

La primera pregunta llama la atención, porque últimamente parece que si no hay manga, no vale y no, no hemos encontrado manga. He aquí la respuesta de ALCE:
A-Gran pregunta, no lo hacemos por gusto, ni por odio al aficionado de este género. De hecho en futuras Supercon en otras ciudades, el manga, tendrá el protagonismo que se merece. La verdad es que simplemente no podemos por contrato. El Salón del Manga de Jerez tiene la exclusividad de todo lo relacionado con “Made in Asia”. Y no, no hemos podido negociar con ellos; incluso el director del Salón del Manga de Jerez vino en persona a hacer fotos a escondidas a la Supercon para reunir pruebas e intentar denunciarnos… de momento creemos que quiere hacerlo porque el stand de la cafetería vendía ramen…

Vemos que ni todos son tan amigos ni se hace lo que se quiere en los eventos.


La proximidad de fechas con el evento de Cádiz, es otra de las polémicas. Respuesta:
A-Este tema es gracioso. Allí nos odian bastante por esto, pero la verdad supera la ficción en este caso. Os cuento; la Supercon se planeaba para Cádiz capital en los primeros momentos, el ayuntamiento nos dijo que solo nos apoyaría si conseguíamos reunir a la mayoría de las asociaciones de Cádiz; nos costó 2 semanas, pero lo conseguimos ¿Y cómo nos lo agradeció? Pues… después contactó con ellas a nuestras espaldas. Cogió nuestras ideas y proyectos (de donde iba a ser realizado el evento, enfoque, etc) y decidieron plagiar todo nuestro proyecto… sin nosotros. Nos daban largas a la vez que colocaban su evento una semana antes que la fecha de la “Supercon Cadiz”, en el momento que nos enteramos, decidimos aplicar el dicho de “prueba un poco de tu propia medicina” nos hicimos los tontos, y trasladamos el proyecto a Jerez una semana antes del suyo. El resto como se suele decir… es de sobra conocido.
Huelga decir que son claros, muy claros y que nosotros plasmamos la nota literalmente.

Es el primer evento que organiza, así que muchos críticos se han cebado en ellos, sin pensar que nadie nace enseñado. Respuesta literal:
A-Bueno, si este es nuestro primer evento, y somos una nueva asociación, está claro que deberíamos empezar “en blanco” (total, aún no hemos tenido tiempo para cagarla… :P) pero no ha sido así. Solo os puedo decir amigos, que si en vez de dar credibilidad a estas críticas, investigáis un poco en los usuarios que las realizan, veréis que el 75% de los perfiles corresponden a nuevos usuarios no existentes desde hace más de un mes, o a organizadores, colaboradores y simpatizantes del Salón del Manga de Jerez.

En este punto me permito añadir a los interesados que nuestro abogado está tomando las medidas legales correspondientes y recibirán noticias nuestras pronto.


Que cada vez hay menos ayudas destinadas a eventos de este tipo, es algo que nos dejan claro y las entradas ha sido otro punto caliente:
A-Este punto es “pa mear y no echar gota”. Este es otro de los ataques organizados más fuertes que hemos recibido a través de las redes sociales. Vamos a ver, hay dos formas de organizar un evento de este tipo. La primera, lo organiza una empresa o una asociación sin ánimo de lucro, que en el pasado (pre-crisis) estas asociaciones disponían de fondos públicos para realizar sus actividades, pero esto ya se acabó. La segunda, que nosotros hemos utilizado. Es que una empresa o una asociación sin ánimo de lucro (como es nuestro caso) te cobran entrada (los primeros para lucrarse, y los segundos para invertirlo en mejorar el evento). Alquiler de instalaciones, mesas, sillas, televisiones, consolas, escenario, caché de invitados, transportes, dietas, hoteles, premios… pffffff podría seguir lo suficiente como para llenar tres párrafos más, solo os diré que es UNA AUTENTICA PASTA, pero, en nuestro caso, que nos hemos criado con esto, que siempre hemos soñado con algún día poder hacer un evento de este tipo, es con todos sus problemas y riesgos, un sueño hecho realidad.

Por último me remito ya a nuestros amigos de Cádiz capital, de forma breve diciéndoles. 1º Al Ayuntamiento de Cádiz: ¿Si el salón de Cádiz molaba tanto como es que no se hizo el año pasado? 2º Al público: Si, la entrada es gratis, pero si no hay pasta, no puedes ofrecer cosas más allá de lo cotidiano, talleres, exhibiciones y poco más. Como bien dijo una usuaria de Facebook en defensa nuestra en las redes sociales: “Así acabo el Salón de Cádiz, que al final lo único que había eran tiendas”



Sobre la polémica entre ComicCon y SuperCon, nada que añadir: que el año que viene piensan volver a petarlo.

El último punto a debatir versa sobre la organización, stands y el alubión de críticas recibidas porque no se ha usado todo el Pabellón de IFECA, entre otras lindezas. Allá va la respuesta:
A-He dejado este punto para el final, porque realmente, es el que más me entristece (sin ironía). Personalmente he dedicado más de 20 años a este mundillo como consumidor y seguidor, y algunas de las cosas que he leído… me destrozan el corazón.
-Sobre el recinto: Se han recibido críticas que solo argumentaban que era un mal evento porque el IFECA “no se usaba en su totalidad”. Vamos a ver, lo importante no es el tamaño si no la optimización de este. El único motivo por el que los grandes eventos contratan mucho espacio es para ganar más capacidad de aforo, y luego, la mitad de las instalaciones están vacías con alguna exposición improvisada para que no se vea el hormigón. Yo os desafío a que cojáis nuestro listado de actividades, charlas, torneos, talleres, etc y los comparéis con cualquier otro evento. PUEDE que os sorprendáis ;) (y si, cuando en el futuro necesitemos más espacio para llenarlo DE VERDAD, contaremos con más espacio).

-Sobre las tiendas: Contamos con 20 stands comerciales y otros casi 20 de stands de artesanías y artistas; cubrimos el 85% de los artículos demandados usualmente en un evento de este tipo. Sin embargo, hay criticas del tipo “pocas tiendas”. Chicos, lamento ser yo el que os lo comunique, pero… te han engañado, y no ahora, si no desde hace años. Si se realizara un estudio de material, se deduce que con entre 20-30 stands comerciales pequeños se cubre toda la variedad que el cliente estándar de eventos de este tipo busca y espera encontrar. A partir de ahí, es única y exclusivamente ver el mismo material repetido una y otra y otra y OTRA VEZ.

El único motivo por el que las ferias tienen 60, 80 o 100 stands, no es para ofreceros más variedad, es para cobrar los alquileres de estos. Así aunque el evento salga mal, ellos ya han ganado dinero; lo que nos lleva de nuevo al punto de que somos una asociación sin ánimo de lucro y por lo tanto, no lo “necesitamos”. Preferimos invertir ese espacio en daros de verdad actividades únicas, exclusivas y distintas a las que normalmente no tendríais acceso, en vez de cobraros una entrada para daros acceso a un “mercadillo friki” ;)

Antes de cerrar este punto, y para que entendáis lo que os quiero decir, os contaré que ayer sábado respondí una publicación de una chica por Facebook, decía que el evento era una “caca” porque no había nada de comic. Yo le dije (de forma abreviada) “Cariño, tienes un montón de artistas, gente con renombre a nivel nacional y mundial, conferencias exclusivas, actividades de comic muy originales… normalmente solo tendrías acceso a esto en las ciudades de Madrid y Barcelona, y tú dices que no hay nada de comic, pues si cuando dices que no hay nada de comic quieres decir que no están las 3 o 4 tiendas de comic de tu zona (o de otra) que normalmente puedes visitar todos los fines de semana (sin ningún coste) pues sí, no hay nada de comic”.

Os dejo una reflexión: ¿Cuándo fue que nos convencieron de que un salón consiste en pagar una entrada por tener acceso a un gran mercadillo friki? ¿No estáis hartos de escuchar ese famoso comentario de “a las 2 horas me aburrí y me fui, solo había tiendas”?

Las cosas van a cambiar, primero aquí en Jerez, y con el paso del tiempo en España entera, damas y caballeros, bienvenidos al próximo nivel.

Director de la GIRA SUPERCON.


No vamos a añadir nada, porque creemos que queda todo bien explicado. Nuestro redactor que está cubriendo el Evento, nos dejará las fotos que hizo y poco más, ya que su corazón está en parte en la organización de este evento.
Los sinsabores se suceden en todas partes y es una pena que en vez de ayudarnos todos, nos echemos tierra los unos a los otros. Con lo bonitos que son los Salones, la de amistades que se forjan y la de cultura que se aprende.

Tomemos nota y reflexionemos, que no está de más.

Y paso a analizar el texto:

Por un lado hablan de su notable éxito.

Vemos en esta foto el notable “éxito de visitas” del recinto fijándonos en el fondo de la imagen (sin despreciar ni a la chica ni al disfraz).




O en esta otra, para que no se diga que he usado una foto que por las circunstancias y el momento, coincidió así como por magia divina.


:




Y ojo que, al menos la segunda, sé con seguridad que fue realizada el sábado, que se presume el día álgido de los Salones, al menos en lo que a afluencia de público se refiere.

Respecto al hecho de que la gente protestara porque no había manga o los organizadores tienen algo en contra del manga, leo Tweets que me indican lo contario:

Una chica, una tal Lucía, de la que no doy más datos porque no he pedido permiso para ello, escribe literalmente:

“Me ha decepcionado un poco porque la verdad supuestamente había cosa de series y de súper héroes y sólo había cosas manga y anime vamos que para esto es lo mismo que el Salón Manga y también súper pocas tiendas así que no vendan cosas que no hay, para mí ha sido decepcionante iba con unas expectativas que se me esfuma espero que lo arreglen”.

Y a pesar de la falta de signos de puntuación y demás, se entiende su decepción, queda dudosa la idea que tienen los organizadores sobre lo que piensa la gente sobre su aversión al manga, al contrario, la chica parece opinar que hay más manga del que debiera y nada de comic americano.

Y no es la única persona que opina similar, otro chico twittea: “Defraudado con la Supercon en Jerez. Tal vez sera por comparar dicho evento con la ComicCon que se celebro en el mismo lugar, IFECA, hace un par de años. Para empezar el recinto cerrado en sus dos terceras partes, o sea un solo tercio de lo que se vivió en la ComicCon. Apenas stands en el local. Se echa de menos las tiendas y entidades de la provincia, así como los clubs. En veinte minutos se ve todo lo que hay. Después, un evento centrado en el mundo de los superheroes, en las series, en el cine… Poco o nada he visto de ello. Otro Salón Manga más. Sí, eso puede estar bien para quien busca ese genero, pero los que no, pues desengaño total. ¿Concurso de cosplau sin manga? Pues no, lo mismo de siempre. Creo que en el futuro eventos como este puede desilusionar a espectadores que tal vez dejen de asistir a otros de mayor calidad por pensar que se pueden encontrar algo parecido.”

Este es más generalizado, criticando de manera negativa no sólo el exceso de espacio libre, sino además la falta de tiendas y, lo que es aún peor, la falta de material en dichas tiendas relacionados con el tema del que trata el Salón. Por lo tanto, vuelven a quejarse de lo contrario, los organizadores diciendo que la gente quiere más manga y que los critican por eso, y yo veo lo contrario, que se desea menos manga del que hay.

Refiriéndonos al tema videojuegos:


Más críticas online, en una porción de conversación entre 3 chicos, David, William y Adrian, de los que no doy más información personal, y hablan así, en ese orden de personajes:

“Adrian **** había alguna tienda que se dedicará a la venta de juegos retro?”
“Ninguna. Ni juegos, ni comics. Solo camisetas de minecraft, lol y algo más, sudaderas, y peluchitos. Bueno, y un stand con libros y otro con posters. Para que contar”
“Pues eso. 4 tiendas cutres mal contadas. Si quieres juegos retros dirigirte a *****”

En resumen, otra crítica a la falta de material básico para un evento de este tipo. Que sí, que había pocas tiendas. Pero pocas tiendas, y encima mal surtidas…

Y otro más, en la misma línea. En este opina un tal Alfonso: “Ir a la #Supercon y no ver cómics… 10 minutos he durado y 4€ me ha costado…”. Aparte del divertido pareado más cínico que otra cosa, vuelta a resaltar la misma deficiencia.

Dentro del apartado de torneos y talleres…

Otra crítica igual de inquisitiva, de una chica, María, que dice literalmente así: “Lo ponen como algo grande y genial y no ocupa ni medio Ifeca XD Parecia más un mercadillo por algunas partes que otra cosa. Los horarios no se cumplían en los torneos. Era un poco detrimente pues no había materiales en los stand de hammas y talleres para todos y te quedabas mirando como unos si y otros no. Te anuncian concursos para ganar camisetas y luego pasan totalmente. Vergüenza.”

Este es una muestra de varios mensajes más que he leído con las mismas intenciones: Quejarse de lo desolado y vacío del paisaje, pero no sólo eso, sino que, si encima que hay pocas tiendas y se ven en 10 minutos, las actividades lúdicas o recreativas extras no te ofrecen divertimento para echar todo el día, el aburrimiento se apodera de la gente, te das cuenta de que estás perdiendo tu tiempo y de que ya perdiste tu dinero.. y en fin, para casa. Y para colmo, largas esperas tanto para entrar como para intervenir en algunas actividades, que luego ni llegaron a realizarse.

Por ejemplo, para no mentir sobre la cantidad de personas refiriéndose a las mismas carencias, Toni comenta: “Otro que me ha parecido mejorable en todos los aspectos. Es la primera vez que me siento realmente timado en un evento de éste tipo, y eso es mucho decir. Se vendía como salón del video juego y el cómic, pero ha acabado siendo el salón del Lol y el manga, y hasta en esto último tampoco daba la talla. Pequeño, falto de tiendas, falto de variedad de actividades, caro para lo que ofrecía, y mucha desorganización el general. Yo desde luego para otro año no repito”.

Y recalco especialmente este mensaje no sólo porque en general resalte las mismas críticas, sino por la última frase. “Yo desde luego para otro año no repito”. Resalto estó porque es lo que más miedo nos da a los aficionados o fans de estos eventos, el hecho de que caiga la afluencia de público, lo que conllevaría encarecimiento (sí, aún más) de las entradas y... al cabo del tiempo, cancelación. Se creerán los organizadores que algunos criticamos por el mero placer de fastidiar, dar la lata o desprestigiar su trabajo. NO, señores, la mayoría criticamos precisamente por lo contrario, porque adoramos los Salones, porque deseamos durante todo el año que llegue el evento siguiente para comprar (sí, comprar mucho, por eso queremos muchas tiendas con variedad), para reunirmos con los amigos que apenas vemos en el año y para hacer nuevos amigos, para cantar, bailar, e incluso coser y lo que haga falta. Queremos divertirnos y hacer de todo un poco, que haya variedad y en abundancia. Y bien hecho, que para eso hay un año entre uno y otro. Y deseamos, sobre todo, que se acepten con humildad y afan de superación nuestras críticas, porque os estamos diciendo que queremos más y mejor, sin tener, encima, que escuchar frase como “que el año que viene piensan volver a petarlo.” ¿Petar el qué, no leéis las críticas?



Más críticas de última hora, en la misma línea

Javier nos dice: “Para lo que había, la entrada debería haber sido gratis. Desde Sevilla a Jerez y tan sólo he estado una hora porque me parecía ridículo el haber pagado 4 euros por estar cinco minutos viendo a gente jugar a LOL. Si no se mejoran las cosas, pal año que viene no va ni cristo.

Juan Jose apunta:” Una perdida de dinero, muy mala organización a la hora de dar los premios, me parece demasiado fuerte que un torneo que se monta en un sabado, te obliguen ir el domingo para recoger el premio en cuestion, cuando ya has ganado el sabado, tiendas que era LOL, LOL y.. ah, si, LOL. Hacerse fotos de los que han ganado con dinero de verdad, para despues darte un cheque regalo, sin sentido. Medio Ifeca valiendo igual que lo que vale un Salon Manga, que es toda ifeca. Escenario… sin comentarios, menos mal que fueron autores buenos para ver al menos algo interesante. Decepcion total (y aun me dejo mas cosas en el tintero, pero no me acuerdo ahora mismo).

Y aquí al menos un único punto, el único que he leído en estos tres días, diciendo que al menos habían autores buenos… Algo es algo. Pero, ¿les será suficiente a la gente para repetir el año próximo?
 

2. JaqueMate contraataca.

Comunicado oficial del SALÓN DEL MANGA DE JEREZ


Ante la gran cantidad de consultas que hemos recibido durante estas últimas semanas, Salón del Manga de Jerez® y Comic Con Spain®, marcas comerciales registradas convenientemente a tales efectos por la empresa Jakemate Eventos S.L., quieren mediante este comunicado hacer saber a sus visitantes, comercios, amigos, proveedores y todos los medios de comunicación que nos siguen, que ni la productora Jakemate Eventos ni la Asociación Cultural de Coleccionistas Españoles de Figuras y Comics (CEFYC) tienen absolutamente nada que ver con la producción, promoción y comercialización de recientes eventos aparecidos en la provincia de Cádiz y que, debido a la similitud de sus nombres a nuestras marcas, pueden ocasionar confusión y riesgo de asociación en cuanto a su origen y nuestra implicación en dicha organización.

Aprovechamos la ocasión para anunciar que tanto Salón del Manga de Jerez® como Comic Con Spain® tendrán edición en el 2015 y ambas se encuentran en fase de desarrollo y producción, con nuevas sorpresas para todos vosotros, que sin duda marcarán la diferencia dentro del panorama nacional en cuanto a ferias de ocio y entretenimiento se refiere. Toda persona, asociación o empresa cuyo deseo sea formar parte de nuestros certámenes no tiene más que ponerse en contacto con nosotros a través de nuestros mails de contacto.


Este comunicado lo leí en http://www.entrecomics.com/?p=101526 desde donde podréis acceder a más información.



Por medio de este comunicado que intentan popularizar enviándolo a una variedad de webs frikeras para que se difunda de manera genérica, la Asociación Jaquemate se exonera de responsabilidades por los salones y eventos que nada tienen que ver con su organización. En vez de unirse como organizaciones de eventos similares, se separan, dando a entender desde un principio sus eventos están a otro nivel y para nada quieren relacionarse con “la chusma”.



Pretendo no haber leído correctamente, o no terminar de creerme, aquello de que “incluso el director del Salón del Manga de Jerez vino en persona a hacer fotos a escondidas a la Supercon para reunir pruebas e intentar denunciarnos” porque sería la hostia.



Además, La Asociación Cultural Kaigi organiza la semana que viene el I Festival de manga de Cádiz de 2014 en colaboración con el Ayuntamiento de Cádiz. ¿Qué me consta que la Asociación Jaquemate intentó organizar un Salón Manga en Cádiz en el Colegio de San Felipe Neri como tuvimos en años anteriores? Sí, me consta. ¿Que como pretendían cobrar entradas y el Ayuntamiento les dijo que de eso nada? También me consta. ¿Qué la asociación Cultural Kaigi tendrá problemas con sus asociaciones competidoras? Por descontado.


Por eso hablaba de Juego de Salones, porque el pastel está cortado y nadie anda contento con su porción. Pena que no exista ninguna Daenerys Targaryen con dragones escupefuegos que pusieran a todos en su sitio…



Y digo yo, como reflexión final… ¿No sería más conveniente y saludable para ellos y más cómodo para los aficionados mantener este tipo de rencillas, como suelen existir y existirán en tantísimos otros sectores empresariales, en el ámbito de la privacidad, y luchar por una organización más eficaz y coordinada?

martes, 23 de septiembre de 2014

Supercon 14, Nuevo evento en Jerez, en Ifeca


Del 26 al 28 de septiembre, o sea ya, tenéis en Jerez, en nuestra acostumbrada IFECA, una nueva serie de actividades orientadas al comic y al videojuego, que promete más diversión para rato con más de 200 actividades relacionadas con estos temas.

Está organizada por la asociación andaluza ALCE en colaboración con varias asociaciones de la zona. No os lo perdáis.





Más información en:

http://ramenparados.blogspot.com.es/2014/09/supercon-14-del-26-al-28-de-septiembre.html

El Castillo de Cagliostro, editada por Selecta, remasterizada


 Selecta Visión se ha decidido a lanzar la edición remasterizada de esta joya de Hayao Miyazaki, tanto en formato dvd como en blueray. Se aventura que saldrá a la venta en el próximo mes de Noviembre.






Más información en:

http://www.deculture.es/2014/09/21/el-castillo-de-cagliostro-licenciada-selecta-vision-remasterizada/

Festival Manga en Cádiz


Animaos, chicos.. ¡QUE LA ENTRADA ES """GRATUITA""""!..


 Los próximos días 3, 4 y 5 de Octubre en el Baluarte de la Candelaria, en Cádiz, se celebrará un Festival (que no Salón) manga en la misma línea que nuestros pasados y conocidos Salones del Manga celebrados en nuestra ciudad.


La página principal con información de talleres, actividades y demás es:

http://www.femanca.es/




Para información adicional:

http://www.cadizdiferente.com/festival-del-manga-cadiz-2014-salon-del-manga-en-el-baluarte/

http://www.diariodecadiz.es/article/ocio/1854451/salon/manga/regresa/baluarte.html

domingo, 14 de septiembre de 2014

Historia corta: De la sartén a las brasas





Toni era un estúpido. Un estúpido y un cabezota. Se le había insinuado en clase de mil maneras pero sólo tenía ojos para las tetas de Sara. Pues que se quedara con ella. Furiosa, cogí la correa de mi perra Alba, un bichón maltés blanquísimo de apenas 3 kilos de peso, coqueta como ella sola, y bajé con ella las escaleras para dar un paseo. No paraba de darle vueltas a mi desamor y a mi infortunio con los chicos, hasta tal punto que me puse a callejear sin rumbo ni interés. Accedí a la zona del parque, que a esas tardías horas ya permanecía cerrado, y caminé con Alba paralela a las rejas del mismo, parándome constantemente, pues la perra no se decidía por el arbolito en el que le apeteciera hacer sus necesidades básicas. Al llegar al final del parque estaba en construcción el nuevo acceso al aparcamiento subterráneo que estaban construyendo allí, una gran entrada de dos carriles, amplia y de techo elevado, que bajaba empinada hasta el primer piso de aparcamientos. Permanecía vallado, cerrado y oscuro como boca de lobo. Alba me terminaba de sacar de quicio, no hubiera quien avanzara con ella, que pesada parándose por todos lados. Continuamos Alameda Apocada abajo, yo en mi mundo, maldiciendo a todos, aún enfurruñada. Oí pasos, a un lateral, entre los arbustos, y luego risas. Era un grupo de chicos que, por el olor, no fumaban tabaco precisamente. No me gustaban y me daban mal rollo. Aceleré el paso y tiré de Alba, que ladró molesta. Las risas cambiaron de tono y de distancia: se acercaban por mi lateral. Sin pensar mucho, decidí que ya había paseado bastante, mejor volver a casa, y me dí media vuelta a paso rápido. Pero eso no hizo que los chicos desistieran, me habían visto y oía pullas y risas. No quería líos ni me gustaba el cariz que estaba tomando la situación. Alba se decidió en ese momento por un árbol que había a mi izquierda y corrió hacia él, enredando la correa entre las piernas, frenando mi avance. Miré atrás, eran tres chicos, y estaban a pocos pasos, mirándome divertidos de arriba abajo, como estudiando la mercancía. Me entró un escalofrío y tiré de Alba con más fuerza, tanta que se me escapó la cuerda de la correa de la mano y perdí el agarre. La perra corrió asustada y dolorida hacia adelante, a la vez que un coche hacía una rara maniobra cerca de la entrada del aparcamiento, espacio en el que se ensanchaba un poco el camino y aprovechaba el conductor para cambiar el sentido de la marcha. Alba ladró lastimosa y corrió hacia perderse de vista dentro del aparcamiento a medio construir.
No podía parar, ni podía seguir hacia casa sin Alba, así que corrí tras ella sin pensarlo mucho y me metí entre piedras y escombros cuesta abajo, gritando el nombre de mi perrita, llamándola para impedir que se alejara más.
Y nada más entrar se hizo el silencio y la oscuridad más absolutas, salvo por los ladridos y el retumbar de las uñas de las patas de la perra, que con el eco sonaban amplificadas. Seguía llamándola pero la oía cada vez más lejos. Tenía miedo de que los chicos de afuera me siguieran y me atraparan allí, y de que todo aquello se derrumbara sobre mi cabeza, y de que Alba acabara lastimada por meterse por donde no debía.
Saqué mi móvil y encendí la linterna que había descargado de internet para poder buscar en el cine la butaca correspondiente sin dificultad. Iluminaba bastante pero a muy corta distancia, y además producía unas sombras fantasmales que ponían la piel de gallina. No era agradable estar sola allí.
Avancé con cuidado, el suelo estaba por algunas zonas a medio levantar, y era irregular e inseguro. Escuché un ladrido, más bien un quejido de dolor, y me entró el pánico. Llamé a Alba pero nada. Avancé más rápido hasta dar con un muro de piedra ostionera rugosa, antigua, que corría en horizontal a todo lo largo, sería una de las paredes delimitadoras del aparcamiento, de uno de los laterales. Caminé deprisa, paralelo a él, llamando a gritos siempre a mi perra. No parecía que me siguiera nadie, por cierto, pero tampoco estaba para ocuparme de eso ahora. Escuché un aulllido más adelante, algo le pasaba a Alba. Corrí y me resbalé en un par de ocasiones, raspándome la rodilla y haciéndome un feo roto en el pantalón vaquero. Mierda. Otro aullido, este más quejumbroso, muy cerca, aunque el eco distorsionaba por completo mi percepción de las distancias. Tropecé de nuevo. No, no era una piedra, era una entrada con la abertura irregular a medio oradar, y Alba estaba dentro, la veía patalear. Asomé la cabeza, el hueco era grande y no llegaba a alcanzarla. Intenté tranquilizarla, alumbrándola, pero para mi asombro algo pareció tirar de ella de una manera tan brusca, que al momento la perdí de vista hacia el lateral interior del agujero. Tenía poca profundidad, y con un pequeño salto ya estuve dentro.
No me gustaban los espacios cerrados pero no podía dejar a Alba allí abandonada, no me lo perdonaría nunca ni podría dar en casa una explicación convincente de cómo perdí a la perra y la dejé desamparada a su suerte. Avancé con dificultad, casi en cuclillas. Sólo distinguía la pared abrupta que me rodeaba y el techo asimétrico que obligaba a agacharme más aún para no arañarme la cabeza con sus salientes puntiagudos. Y el suelo no pintaba mejor, así que andar a gatas me destrozaría las manos. Al rato, harta de llamar a Alba sin obtener respuestas, el hueco empezó a estrecharse paulatinamente, y a girar de manera casi imperceptible. No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero el cuello me dolía horrores, y las rodillas me palpitaban dolorosamente. De Alba hacía rato que no sabía nada, pero no me importaba seguir porque no me había encontrado con ninguna bifurcación ni encrucijada, así que el camino de salida lo tenía fácil y aún me quedaba bastante batería en el móvil.
Cuando ya casi no podía caminar, pues el camino se estrechaba demasiado y me rasgaba los codos y las rodillas, avanzando casi a gatas, ví un punto rojo lejano que brillaba doblemente al reflejarse la luz de la linterna contra el fondo, un fondo que no llegaba a distinguir pero no parecía muy distante. El punto pasó al tamaño de una canica, y luego de una pelota, cada vez más rojo e incandescente, hasta distinguir las rugosidades de una rudimentaria entrada por la que pasé a duras penas. Seguía llamando a Alba sin resultados. Y lo curioso es que, a pesar de sentir que algo fallaba, a pesar de saber que algo tenía que haber agarrado a la perra y tirado de ella hacia el interior, ni noté nada raro ni me sentía asustada o en peligro. Y con la entrada en el hueco del otro lado del tunel, el espacio se ensanchó y pude ponerme en pie.
Accedí a una cueva de tamaño considerable, y al lado opuesto de la sala, de oscuros techos ocultos en las alturas, crepitaba una hoguera con un fuego potente y abrasador. Ardía solo, no había nadie alrededor, y al avanzar hacía él, temerosa, tropecé y caí de nuevo. Volví a arañarme sobre las rodillas ya magulladas y empecé a sangrar. Me levanté al oir lo que parecían unos susurros reverberantes, y roces imprecisos. Llamé a Alba con la voz temblorosa, avanzando hipnotizada hacia la luz, la única zona que me ofrecía confianza, pues no veía casi nada, es más, la linterna del teléfono me deslumbraba más que otra cosa. Lo que ví a la luz ahora cercana de la hoguera me horrorizó. Eran huesos, huesos animales y otros de los que dudaba su procedencia. El miedo me atenazó con violencia y comencé a temblar. Ví un bulto en el suelo al otro lado del fuego. ¡Era Alba! La habían despellejado y estaba ensartada en un palo a todo lo largo, inerte y ensangrentada. Mi pobre Alba. Me volví aterrorizada, llorando, histérica y sin control. Dí un gritó de pavor y salí corriendo hacia el hueco por el que había accedido al lugar, hasta que, a medio camino y ciega por el miedo y las lagrimas, tropecé con algo duró y caí, dándome un fuerte golpe al chocar con la piedra.
Todo eso ocurrió hace horas. Ahora estoy atada, temblando como una hoja mecida por un huracán. Me duele el pecho de gritar, y los ojos de forzarlos con llantos. He perdido la cordura, me arrastro pero no avanzo, estoy atrapada y agravo mi agarre al tirar. Me siento como Alba, pobre Alba. Acabaré como ella cuando aquel tipo escuálido y deforme termine de afilar el rudimentario cuchillo que afila incansablemente, mientras me mira a ratos y se limpia la saliva espumosa con frecuencia con el antebrazo costroso, con expresión golosa.
Había salido de la sartén para caer en las brasas.

jueves, 14 de agosto de 2014

Historia zombie Ensayo escénico grupal




Permanecía en la cola para acceder al Parque de José Celestino Mutis, a una de las representaciones teatrales del repertorio veraniego de Noches de Teatro. Ya tenía mi entrada y esperaba pacientemente para poder entrar al espacio habilitado y proceder a colocarme en un lugar cómodo y con buena perspectiva para ver el espectáculo en una buena posición.
Reconozco que desde que acudía los miércoles a ver estas actividades, se había convertido en uno de mis días de la semana favoritos.
Ya caía la tarde y el Sol declinaba para dar paso a una noche calurosa y estrellada, repleta de incordiantes mosquitos que acribillaban a los asistentes a picotazos.
A mi derecha, una chica treintañera, de vestido colorido a lo hippie, pulsaba con frenesí las teclas táctiles de su teléfono móvil casi sin pestañear a la vez que mantenía una acalorada discusión con su compañera de asiento. Qué habilidad debía tener, a mí ese tipo de tecnología aún se me atragantaba.
A mi izquierda había una chica que acudía acompañada de otra joven de su quinta que cargaba un bebé ruidoso. La chica llevaba pantalones morados muy cortos que dejaban al aire unas bonitas y delgadas piernas bronceadas por el Sol, con unas sandalias marrones y doradas casi sin sujeción, y una elegante blusa verde azulada con un arcoiris de tonalidades ralladas entre en vertical que rondaban entre verdosas y amarillentas. Con el monedero entre las manos, se sola quedó unos instantes sola mientras la otra se iba a preguntar algo al guardia de seguridad del recinto. La oímos volver desde mucho antes de que apareciera ante nuestros ojos pues la pequeña berreaba como poseía por un animal salvaje en plena época de celo.
Se sentó junto a su amiga y, mientras sacudía, más que acunarla, a  la niña que portaba en brazos, discutía con la otra sobre si marcharse y volver más tarde, o esperar a más integrantes de su pandilla, palabras casi textuales. El caso es que mucho hablar, y ninguna movía un músculo, y yo loca porque se largaran de una puñetera vez.
Por fín hubo movimiento en la cola, más adelante. En resumidas cuentas, entramos al espacio y procedimos a colocarnos. A mis “compis” se les unieron tres chicas más con el mismo estilo moderno, con melena mega planchada, escasa vestimenta y no tan escaso maquillaje. Y apenas unos quince años si llegaba, valiente juventud. Me reía por dentro, sintiéndome vieja tras pensar esas cosas.
Para colmo tuve la dudosa suerte de sentarme justo delante del grupo alborotador.
El espectáculo comenzó sin más novedades y disminuyeron la intensidad de la luz artificial del lugar.
En el escenario improvisado habían colocado unas sillas y varios utensilios, algunos de difícil identificación, y la escena comenzó a fluir y la gente a concentrarse. Una espesa humareda impregnó el lugar, proveniente de un pequeño cubículo negro que se hallaba tras el mobiliario escénico, y que a pesar de estar al aire libre, no terminaba de difuminarse, permaneciendo denso y asfixiante a nuestro alrededor.
Para colmo, el bebé seguía llorando a intervalos, y el público miraba a mi espalda con caras molestas y recriminatorias. Un par de siseos, unos movimientos bruscos y parecía que se apaciguaba pero sólo unos instantes. Y de pronto, un fuerte golpe en mis hombros me hizo dar un respingo, furiosa con las continuas molestias y distracciones, y dar un grito. Los actores se callaron y la gente protestaba. Molestando a unos y a otros, insultando sin disimulo por el camino, me desplacé hacia otro espacio vacío a un lateral con menos visibilidad pero más tranquilo y despejado de humareda. Y nunca tendré plena conciencia de lo que aquello supuso para mí.
El bebé siguió llorando histérico con unos rugidos atronadores, roncos ya, la garganta destrozada. Dolía oírlo. La luz se encendió y la gente de alrededor de donde estaban los chicos se levantaba y protestaba, algunos entre toses, sacudiendo con la mano el aire de su alrededor. Comenzaba el caos.
La chica del bebé se levantó y procedió a salir. Pasó cerca de mí y hasta entonces no me había fijado bien en la criatura que la niña cargaba: estaba verdosa y tenía las pupilas dilatadas. Sólo la ví apenas tres segundos pero el aspecto era aterrador, insalubre.
Tras bajar los escalones en dirección a la salida, un movimiento brusco, espasmódico, acompañado de un grito visceral, le hizo bajar los brazos. El bebé saltó, no tengo otra palabra para describirlo, de los brazos de su cuidadora al espectador más cercano en un giro acrobático antinatural, hacia la cara. La chica se sujetaba el brazo y aullaba de dolor, y un surco de sangre se formaba a sus pies. La criatura arañaba los ojos del señor sobre el que había caído, y el tipo no era capaz de deshacerse de él en su sorpresa. La gente intentaba socorrerlo y se formó un gentío alrededor. Una mujer madura y regordeta consiguió agarrar al niño por las axilas y tirar de él, y mientras al hombre parecía salírsele los ojos de las órbitas y pataleaba tembloroso, consiguió separarlos no sin que el crío se llevara parte del labio superior del individuo. La sangre brotaba a chorros, todos gritaban y algunos empezaban ya a correr hacia la salida en desbandada. Ya no había actores en las sillas del escenario, ni se veía a los organizadores. La señora no podía ver al bebé de frente, pero cuando vio la cara destrozada del hombre lo soltó asustada y salió zanqueando entre tropiezos. El bebé había desaparecido por el suelo, entre piernas zozobrantes y empellones. Un alarido más allá me advirtió que la pequeña monstruosidad seguía haciendo estragos por los bajos fondos. En una ocasión un tipo alto y desgarbado que iba empujando histérico en medio del tumulto desapareció de pronto, engullido hacia el suelo, y un geiser de sangre negruzca surgió del hueco momentos antes ocupado por él, salpicando a todos los que ocupaban la zona.
El espectáculo en general era desolador: todo aparecía mancillado, poblado de restos confusos, marañas de prendas inservibles y algún bolso pisoteado. Unos grandes charcos irregulares ensuciaban más un lado que otros, pero las pisadas esparcieron la mezcla por todo el lugar. Una anciana lloraba sola en la esquina opuesta, incapaz de abandonar el recinto por sí misma, abandonada a su suerte. Y algunos más permanecían esparcidos por el lugar, algunos heridos por el engendro y otros pisoteados por la propia turba. Y ni rastro del monstruo, ni rastro…
La humareda empezaba a dispersarse y se veía con más claridad. Como despertando de un pesado sueño, parpadeé incómoda, para comprobar que me encontraba donde me había sentado en primer lugar y que no había heridos, ni bebés asesinos, ni rastros de sangre o conflicto alguno. Nos explicaron la intención de lo que llamaron “ensayo escénico grupal”, cuyo motivo principal era algo así como provocar estimulaciones colectivas de tipo hipnótico pero individualizadas en función de las sensaciones producidas por la puesta en escena, con la ayuda de un ligero alucinógeno inductor, claro que, al parecer, no tuvieron en cuenta quienes estuvieran sensibilizados o alterados por circunstancias externas y ajenas a la obra. Mala suerte la mía, hombre.

jueves, 17 de julio de 2014

Historia Corta: Fotosíntesis





Las innumerables flores que poblaban el espacio ajardinado reverberaban al ritmo de la música entre mis dedos húmedos por el rocío de la noche pasada. El nuevo Parque de José Celestino Mutis alojaba en su interior un pequeño auditorio con aspecto de anfiteatro, y en él se estaban celebrando en las últimas semanas del verano conciertos matutinos dominicales.
En esa calurosa mañana acertaban a reproducir versiones en música clásica de grandes éxitos musicales del cine de todos los tiempos, comerciales y pegadizos, y la gente aplaudía entusiasmada desde las gradas del espacio techado, al amparo de la sombra y en la comodidad de sus asientos escalonados.
Yo prefería envolverme en el embrujo de la música en solitario y complementar los conocidos compases de las grandes películas que han llegado a marcar mi vida, paseando entre los perfumes naturales, combinando el sonido con el tacto aterciopelado de la vegetación y el fresco olor en un todo envolvente.
Era embriagador, naturaleza viva entre mis dedos y los compases embotados con el aroma hipnotizador.
El tiempo se paró en mi interior, extasiada, transportada a un mundo sin color, sólo repleto de sensaciones místicas, narcotizantes, evocadoras de otra realidad.
Entre acto y acto, sólo los aplausos me hacían volver dolorosa y constantemente al lugar donde físicamente me encontraba, para volver en la siguiente sintonía a otro estrato de armonía y sensibilidad.
Y entre caricia y textura noté una rugosidad, un pinchazo agudo que me devolvió a la realidad de un fogonazo.
Habitué la vista a la luz del día en unos instantes, alarmada, sacada de mi ensimismamiento con un sobresalto de lo más desagradable.
Me miré el dedo y una pequeña espina aparecía clavada en la yema del dedo. Era rojiza, muy puntiaguda y se había introducido en la piel en profundidad. Apretando más abajo con la uña del pulgar, no sin esfuerzo, conseguí que una mínima parte sobresaliera de la piel, que comenzaba a inflamarse, y con los dientes logré sacar el resto.
Nada más escupirla, y para mi horror, una gota de sangre verduzca y espesa afloró de la pequeña herida, y una quemazón insufrible se extendía con rapidez mano arriba y hacia el brazo. El picor y el escozor eran tan agudos que se me saltaron las lágrimas y me nublaron la vista… Y ya no recuerdo más de aquel día, ya no volví a pisar aquel jardín de bonitas flores y frescos árboles, ya no volví a respirar su aroma...
Ahora ya no puedo salir de casa, y veo el transitar de la gente desde mi ventana. El hijo de la vecina juega a la pelota con otro chico que nunca vi antes como si fueran conocidos de toda la vida, y los colores del balón se reflejan en los cristales de mi ventana al contacto con la luz solar de tal modo que produce un arco iris que mi embota los sentidos en un mosaico de una belleza inhumana.
El Sol me nubla los sentidos y me hormiguea cuando se introduce por mi piel y me recorre el cuerpo con un calor renovador, me llena de energía y de vitalidad, me alegra el día y me reaviva los sentidos, haciendo que toda mi interactuación con el entorno sea sobrecogedora, nueva y diferente a cada instante, con una sensación de vida y felicidad como jamás conocí antes.
Ahora vivo en paz, aunque he visto llorar a mis familiares, deshacerse en lágrimas viendo como me convertía en lo que soy, en lo que aquel día hizo conmigo. Ya no camino, ya no estudio, ni trabajo. No puedo salir de casa, no puedo relacionarme con ellos e incluso creo que para ellos todo esto es peor que haberme muerto, porque sigo aquí sin poder comunicarme con ellos, pero ya no me pueden ver como la que era, ni siquiera puedo advertirles de que aún los oigo y los entiendo, de que comprendo su pesar, de que estoy mejor que cuando era quien era.
Vivo en una paz permanente, sin preocupaciones, en un estado similar al de aquellos momentos en los que escuchaba los conciertos en vivo en el parque de al lado de mi casa. Ahora me abraza la música de los violines y el compás de las flautas y los tambores, pero ya no son sonidos y texturas que intento atrapar con mis dedos o con mis oídos.
La caricia de los rayos de Sol en mi cuerpo es como la danza ritual de los amantes, fundiendo las temperaturas del conjunto en un único estrato climático. Las trayectorias de los rayos se entrecruzan con el rítmico vaivén de los destellos. Todo es un conjunto musical que une el calor con el flujo del aire a mí alrededor. No sólo el calor, no sólo el compás: el contacto del aire húmedo de la mañana, las virutas de polvo posándose sobre mí y desperdigándose de nuevo con el viento caprichoso, el suave beso de las gotas de agua en mi figura, los sonidos difuminados e intensos de las voces familiares.
Todo eso lo percibo como nunca lo hice antes, y continúo escuchando, absorbiendo desde mi nueva condición física, en el gran jarrón en el que me han plantado junto a la ventana, los conciertos matutinos dominicales.

lunes, 9 de junio de 2014

Relato: El monstruo de piel rojiza



La gigantesca criatura embestía con fiereza contra los bastos muros de la fortaleza, que se desmoronaba por momentos. Arremetía sin piedad ni descanso, con una furia propia del desconocimiento y de la pura terquedad. Los soldados y demás habitantes del fuerte permanecían al pie de las almenas y en las zonas altas, con las armas que pudieron conseguir en posición de ataque pero incapaces de realizarle al monstruoso ser ni un mínimo rasguño desde aquella distancia.
Aquella cosa había aparecido desde las profundidades del fondo marino, sin previo aviso, y se había dirigido hacia aquella construcción de manera deliberada y sin meditar, quizá curiosa por aquella forma irregular que se alzaba en medio del terreno desértico a capricho, quizá molesta por permanecer ahí justo por donde se le antojaba echar el paso. Sea como fuere, había cogido desprevenido a sus numerosos habitantes, que no se veían capaces de repeler tamaño ataque de ninguna de las maneras, se veían como muñecos estáticos colocados al azar en un castillo de arena.
El monstruo era inmenso, se alzaba, en proporción, con una altura que rondaba las dos veces la distancia máxima desde la base de la construcción hasta su parte más elevada. Contemplaba el interior desde aquella posición panorámica, viendo todo el espacio desde arriba con aquellos dos ojos saltones que tenía delante de aquel cuerpo ovalado, desproporcionado. Tenía cuatro patas delgadas a cada lado del cuerpo, sosteniendo con firmeza aquella estructura corpórea descomunal, de un rojo fuego que resaltaban aún más unos gruesos pelos negros tan grandes como el brazo de un hombre. Pero lo peor era las dos patas delanteras que alzaba como brazos, con un grosos dos o tres veces mayor que las patas posteriores, de un tono rojizo más claro pero más brillantes, y después utilizaba con fuerza contra los muros y la puerta reforzada principal, a modo de arietes, destrozando cuanta protección tuvieran los habitantes del recinto, incluso haciéndolos caer desde las alturas de las almenas y torreones en una caída de la que no podrían recuperarse jamás.
La piel se veía dura, como un caparazón metalizado que cegaba los ojos cuando la luz del Sol se reflejaba en ella, inclemente pero de una belleza salvaje. Y no dejaba de mover las manos, que eran como dos dedos prensiles de diferente tamaño, dañinos como sólo ellos podían serlo, que restallaban con cada choque obnubilando los sentidos. Todo en él era fuerza, poder, bravura… un toro desbocado adaptado a la vida marina. No teníamos nada que hacer contra tamaño poder.
Combatía de lado, golpeando con un costado, moviéndose en esa posición todo el tiempo en lo que parecía una cuidada estrategia para protegerse el otro flanco y los ojos, que parecían su punto débil.
A la voz de “¡Disparen!”, “¡Flechas prestan para cargar!” y otras lindezas, los altos cargos del débil ejército atacaban a la desesperada. Una flecha salió disparada algo antes de tiempo, y al punto la siguieron otras más, surcando el aire como finas gotas de rocío teledirigidas… y dieron contra la dura piel sin dejar mancha alguna. Otra ráfaga siguió a la primera, y otra, y otra… se sucedían sin descanso. El monstruo rugía furioso, expulsando una especie de saliva espumosa por un pequeño orificio que tenía justo bajo los ojos, muy pequeño, que debía ser la boca pero que no usaba un para defensa ni para acompañar al ataque. Los ojos bailoteaban son descanso, dispares, observándolo todo, y no cejaba en su empeño.
Parte de la estructura lateral de la zona que quedaba más cerca del mar y parte del portalón de entrada y del delgado puente que separaba el fuerte amurallado del terreno sólido habían sido ya casi totalmente derribado, y la tropa se sentía ya fundadamente derrotada. Un par de ataques más, y la criatura acabaría pisoteando todas las casas y recintos del interior, y no quedaría nada en pie para defender.
Uno de los soldados, que debía estar herido desde el principio de la contienda porque permanecía todo el tiempo medio arrodillado, empezó la alzar la voz y a sustituir las continuas e incesantes voces de mando por plegarias a un Dios que parecía inexistente. Montones de soldados yacían a discreción, caídos, inmóviles, destrozados. No había esperanza y, sin embargo, era lo único que sentía que le quedaba por hacer, así que rezó, rezó alto y claro, con una energía que sólo podía provenir de la desesperanza, del desamparo más profundo. Las voces de mando empezaron a perder fuerzas, a debilitarse, y otras voces se alzaron a coro de la primera, en una última oración de vida y muerte.
Y Dios acudió en su ayuda. Una enorme sombra, mil veces mayor que la de la criatura atacante, oscureció el cielo con su sólida forma corpórea, humanoide. No se veían sus rasgos, ocultados por la luz solar inclemente que iluminaba su parte posterior ensombreciendo la contraria. Y se algo una mano, una mano de un tamaño colosal, más grande que muchos de sus compañeros juntos, y con un golpe magistral dado con el dorso de la misma con brutal saña, a la par que un rugido profundo retumbaba en el aire, desplazo al monstruoso atacante con una facilidad pasmosa, muchos metros más allá, y cuando consiguió darse la vuelta y enderezarse con fingida dignidad, huyó mar adentro tal y como había venido.
La silueta de la divinidad que nos había socorrido se alejó a una velocidad inaudita y nos dejó débiles y esperanzados…
-         Cariño, deja ya de jugar en el castillo de arena, que nos vamos a casa-.
-         ¡Jo, mamá! ¡Un cangrejo enorme me ha roto tres soldados! -.
-         Bueno, venga recógelos. Ya te compraré otros. Que se hace tarde-.

domingo, 20 de abril de 2014

Relato zombie: El incensario roto




Era ya noche cerrada y hacía un frío invernal, a pesar de que ya la primavera debería estar intentando dejar paso al verano. Pero no, como siempre en Semana Santa, viento, frío y lluvia no podían faltar.
Tenía los pies doloridos pero afortunadamente la lluvia había cedido ante los deseos de los muchos fieles y el cielo, a pesar de verse tan gris como amenazador, se mantenía en calma desde las primeras horas de la tarde, y todas las Cofradías que tenían pendientes de sacar sus pasos procesales en ese día se habían decidido a hacerlo en vista de los favorables partes meteorológicos. Y a pesar de toda esa calma aparente, no había día menos apetecible, bueno, noche, mejor dicho, que aquella, para permanecer a la intemperie.
Había llegado con mis dos amigas a un pacto desde horas tempranas porque a mí todo eso de esperar horas y horas en un mismo lugar me destrozaba las piernas, y convenimos en que veríamos los pasos dándoles en encuentro por calles y bocacalles en vez de estancarnos en un mismo sitio, así ellas podían ver todo el repertorio e incluso escoger los sitios que les parecieran más adecuados, y yo al menos podía estirar un poco las articulaciones y relajar los pies acalambrados.
Corrimos por la Calle San Miguel y cortamos en dirección a la Calle Cervantes hasta tropezarlos con la encrucijada de la Calle Cervantes-Sagasta. Inmediatamente me vino un fuerte olor a incienso que me hizo tambalear. A nuestra derecha, al fondo, en la Calle Ancha, resonaba el retumbar de trompetas y tambores, anunciando la inminente llegada del paso que veníamos intentando interceptar.
Corrimos de nuevo calle arriba hasta tropezar con un tumulto aglutinado en la esquina con las dos calles, imposible acercarnos demasiado para poder ver bien el paso entrante, pero aún así mis amigas consiguieron avanzar entre la bulla y ponerse a una distancia considerable de la calle transversal y justo a tiempo…
El olor a incienso era ahora más pronunciado, diría que hacía el aire casi irrespirable. Conseguí adelantarme un poco más entre toses cuando un grupo de varios chicos, asfixiados ante aquel hedor, se decidieron a abandonar el lugar justo por donde nosotras acabábamos de acceder a él, y eso nos dejó hueco para avanzar un poco más y poder ver todo lo que ocurría delante nuestra.
Varios monaguillos e incluso gente cercana del público estaban agachados ante el paso, del que sólo se podía distinguir una porción delantera por estar parado algo más atrás, y por lo que podía discernir parecían estar recogiendo algo del suelo. Con más detalle vi luego que se trataba de los restos de un incensario que se debía haber caído y desperdigado por allí, de ahí la pestilente humareda que flotaba en el lugar y te hacía escocer los ojos.
Tras un rato recogiendo a puñados el contenido del recipiente volcado, la gente del interior del paso, los cargadores, empezaron a salir de debajo, arrastrándose entre sollozos, ahogos y espasmos. Se formó un caos monumental en el que se unían los que salían de debajo del paso, los que permanecían agachados entorpeciendo la fluidez de la masa y las gentes que escapaban de la peste que se te metía en la garganta, sin poder controlar la respiración y los quejidos, incluso la zona donde me encontraba empezó a colapsarse entre la gente que huía del lugar y aquella otra que, a la inversa, pretendían acercarse a la zona de conflicto porque tenían familiares allí, por curiosidad o por lo que fuera.
Yo no sabía que hacer, me quemaba la garganta pero mis pies se negaban a moverse, abrumada por el suceso y algo mareada, había perdido un poco el control.
Un chico joven salió de los últimos de debajo del paso, arrastrándose. En principio pensé que se estaba asfixiando pero desde un ubicación sólo podía sumar mis gritos inaudibles con los del resto de la marabunta caótica, así que mis protestas, mi débil intento de socorrer al muchacho en la distancia quedaron silenciados.
Salió como pudo, rojo, lloroso… y ensangrentado. Debía haberse hecho daño, lo habrían pisado, pensé al verle la mano herida, pero no. Tras él salió otro tipo más adulto y corpulento y se tiró sobre el más joven con fiereza. Tenía los ojos encharcados en sangre y la cara deformada por la rabia.
De un mordisco le arrancó un trozo de piel del hombro. El chico se arrastraba, gritaba e intentaba separarse de aquel tipo, pero lo único que consiguió fue que su atacante consiguiera interceptar varios dedos de su mano derecha, que usaba para protegerse, y arrancárselos de cuajo con los dientes, creando un surtidor de sangre que, como una fuente incontrolada, salpicaba a todos los que estaban cerca. Así que ya no se sabía bien por qué gritaba cada uno. Una señora que estaba sentada en primera fila se percató del suceso e intentó huir calle abajo, que estaba algo despejada ahora pues la mayoría de los músicos se habían retirado, con su cochecito de bebé, pero apenas avanzó unos pasos antes de que otro cargador cayera enloquecido sobre ella, que cayó de espaldas,  e intentara acceder a dentelladas a través del cuero cabelludo, cabello incluido, hacia el interior de su cabeza, y la mujer pataleaba y coceaba sin energías.
Un señor entrado en años debió recuperar la cordura e intentó ayudar al chico antes herido, que se agarraba la mano apenas sin dedos. Había empezado a sufrir extrañas convulsiones y espumeaba por la boca, lívido como un cadáver. El agresor del chico lo derribó sin miramientos y le arrancó un ojo metiéndole los dedos en la cuenca y escarbando con las uñas. La cuenca del ojo aparecía ahora vacía, sangrante, y el tipo se agarraba a la celosía del paso, con aspecto tembloroso y desfallecido, intentando huir con la vista nublada. El agresor se metió el ojo en la boca, relamiéndose con verdadero placer, mientras se incorporaba y salía corriendo calle abajo, gruñendo como un oso enfurecido.
El chico caído se levantó, menos mal pensé, hasta que le vi la cara. Aquello no era humano ni estaba vivo.
Aún había gente delante del paso y más sucesos simultáneos que no alcanzaba a ver. Había mucho lío en la zona donde se derramó el incienso, acólitos y hermanos de la Cofradía intentando en vano poner orden, ajena a lo que ocurría algo más atrás. El chico, con una fuerza sobrenatural, atrapó a uno de los monaguillos, manchándole el roquete con una rojiza huella que resultaba perturbadora con el blanco contraste del color de la prenda. El muchacho, de apenas unos once años, que estaba de espaldas pendiente la recogida de la sustancia caída, se asustó y se golpeó con una silla de las de la carrera oficial, que yacía volcada cerca de él, y se quedó aturdido, momento que aprovechó el otro chico para clavarle los dientes en el cachete y llevarse parte de él en el retroceso. Más gritos se sumaron a los anteriores, más caos, gente acercándose a ayudar que sólo empeoraba la situación…
Se me nubló el escenario por la fatiga del olor aún condensado, o por el dolor de lo que veían mis ojos, por la impotencia… hasta que alcé la vista a la talla de la virgen que miraba al frente impasible, pero ya no miraba al frente, me miraba a mí, y su semblante sereno y adusto se había transformado en una máscara demoníaca, enrojecida, con un aura de fuego que relucía colérica a su alrededor, majestuosa y grotesca en su dualidad, fundida al fondo con la luna llena carmesí que coronaba el cielo. Me miraba con una pasión vehemente, violenta... profana, que taladraba mi corazón, estrujándolo hasta pulverizarlo, diciéndome, con una sonrisa desproporcionada y una mirada divertida que eso era lo que nos merecíamos, que su gozo era infinito por vernos sufrir de dolor…
Y ya no recuerdo más salvo que desperté mareada y confusa en una cama de hospital.
Me corroboraron horas más tarde, que mucha más gente que se encontraba en la zona había sufrido, al igual que yo, episodios agudos alucinatorios fruto de la intoxicación por inhalación de una cantidad colosal de incienso adulterado con sustancias estupefacientes. No constaban ingresos con heridas físicas de ningún tipo.
Por supuesto, obvié mis vivencias de esa noche y guardé mi historia como un recuerdo incómodo, aunque me persiga algunas noches en mis sueños.
Vaya nochecita.