Quien puede abarcar la mar pensando que no hay orilla,
Quien puede amar su mirar sin ver la luz de la vida,
Quien puede al cielo cantar cuando no encuentras la rima.
Todo el reglón va seguido y no se puede acabar,
Porque si cortas en hilo… si el hilo has de contar…
Lo mismo encuentras la orilla que no querías hallar
O te enredas en la vida sin poderla acaparar,
Y de seguro se acaba el ritmo de tu canción
Y la rima del destino se tropieza en el renglón.
En el reglón del olvido…en el último rincón…
Queda claro que la orilla se esconde en el horizonte
Y la vida que escudriñas la pierdes por no mirar
Y el canto se torna llanto, y el llanto al compás no silva,
Como el reglón que se tuerce por no saberlo templar.
Torcido queda, torcido… torcido está….
La vida espera en la orilla que decidas por tu suerte
La orilla queda sin vida si no alcanzas a nadar,
El renglón donde tú escribes no canta sin corazón
Y la rima del latido se pierde si no hay amor.
La rima, el ritmo, el ritmo, el son…
Así que coge tu rima y cantala en La Caleta,
Al barquito que a la orilla se dispone a fondear,
Siguiendo el reglón abrupto que dibujas en las olas,
Siguiendo el hilo del cuento que te acabo de cantar.
En la orilla de tu playa, embriagada con su sal…
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