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domingo, 29 de diciembre de 2013

Dibujo de Jasmine, de Aladdin de Disney, misteriosa


Dibujo de bebé piolón bostezando


Dibujos de Más caritas de recortables


En esta última resalté tanto los ojos que me ha quedado un poco diabólica. Creo que así me gusta hasta más.

Dibujo cuerpo entero de recortable infantil


Dibujo de Carita de Recortable infantil


Dibujos de las Bratz

Pues eso, me encantaría colorear éstos, a ver si me da tiempo.






Wubbzy

Empiezo a subir todo lo atrasado de Diciembre antes de que acabe el Año Presente, a ver si me da tiempo de ponerme al día.

De momento, este bichejo se llama Wubbzy y parece un perrito cuadriculado de formas muy agradables.




sábado, 14 de diciembre de 2013

Relato de terror: Lluvia de estrellas en una noche de Reyes



- No, no. La historia no fue así. Tengo entendido que los Tres Reyes Magos ni eran Reyes ni eran tres. Es más, en los Evangelios no especifican ni siquiera sus nombres.
- Tienes razón, Ana. Así fue. Puedes constatarlo tú misma en las Escrituras. Pero la tradición popular es más fuerte que la palabra escrita y poco difundida, y nada indica que los “textos sagrados” estén adornados, recargados.
- Bueno, es verdad, Alex. Yo no estuve allí ni tu tampoco. Pero es más lógico que se inventaran toda la tradició oral en torno a una simple situación sin más trascendencia, y seguro que eran más chamanes o representantes de pueblos paganos conversos que verdaderos cristianos.
- En eso estamos de acuerdo, sabionda. – Alex me dedicó una de esas sonrisas encantadoras que me dejaban sin aliento. Intentamos salir en serio e incluso hubo buen sexo, pero éramos mejores amigos que pareja, o eso pensaba yo entonces porque a veces me ponía tan nerviosa que tenía que ladear la mirada y coger fuerzas. Allí venía Alicia, su recién adquirida esposa, no iba a estropear aquello cuando tuve mi oportunidad y la desperdicié.
- ¿Y la famosa Estrella de Belén? ¿Cómo explicas eso? – Continué para centrarme en la conversación más que en mis pensamientos.
- No sé. Quizá in Ovni profético o un cometa fortuito, llama al programa de Milenio 3 y pregunta a Iker Jimenez, seguro que te dá muchas posibles teorías, a cuál más descabellada.- Me dijo, agarrando a Alicia por la cintura para sentarla con brusquedad junto a él. Ella se dejó hacer y a mí se me revolvieron las tripas. Además, sabía que me encantaba ese tipo de programas de radio y odiaba que me criticara por ello. –
- Sí, claro. Qué graciosillo. Voy a buscar a Oscar y a Luis.-
Me alejé malhumorada. ¿Celos a estas alturas? Acabáramos…
Estábamos en un terreno solitario, a muchos metros de la zona más transitada de la Playa de Cortadura, cerca de la parte trasera del Ventorrillo del Chato, conocido restaurante a las afueras de la capital de Cádiz.
Habíamos aparcado en una zona semicircular de suelo arenoso habilitada para ello, a pie de autopista, y nos habíamos refugiado de los curiosos y de posibles multas, y aprovechar así el espacio desolado e inhóspito para ver mejor la lluvia de estrrellas que acaecería en aquella noche especial, la noche en la que los Reyes Magos acudían a las casas para llevar a los niños sus deseados presentes.
Era el ambiente perfecto: noche calurosa (para ser invierno), suave brisa marina, cielo estrellado… y no tenía unos fuertes brazos o una dulce boca para acompañar la sangría y la brocheta. Seguramente Oscar y Luis estaban más interesados en su mutua compañía y Alex también se veía a gusto. Me lo había buscado, ¿de qué me quejaba ahora?
Alejada de los demás, en la más completa oscuridad, observé el cielo junto a la orilla… Ya caían, montones de estrellas brillantes de tonos plateados y rojizos iluminaban el firmamento como fuegos artificiales. Era alucinante. Algunas brillaban tan cerca, en una carrera frenética… pero tan cerca. A lo lejos escuché una pequeña explosión, más ocmo un golpe seco unido a un pequeño truego cegador. Busqué a Oscar y  Luis con la mirada pero no vi a nadie cerca, y ahora mismo Alex y Alicia andaban ocupados. Otro destello. Y a pocos metros tras un par de dunas más allá.
La curiosidad pudo conmigo y me dirigí al lugar a investigar. Eché a correr en dirección al último y más cercano impacto. Tras la duna de fina arena se había formado un cráter negruzco de al menos dos metros, humeante. El interior era profundo y oscuro.
Avancé hacia el borde. Otro impacto cayó cerca, a mi espalda. Y muchos más alrededor. La tierra tembló con fuerza y un fuerte resplandor iluminó la zona. Trastabilé y resbalé dentro del hueco, desplazando la arena clara y dejando un surco con ella tras de mí.
Pensé que me quemaría o que caería hasta el fondo de un abismo interminable, pero me deslicé apenas un instante y caí en una superficie dura y fría. No había ada allí. Me levanté y me sacudí, con el trasero dolorido. Qué tonta me sentía. Y una mano me agarró un tobillo.
Intenté gritar pero el susto me dejó sin aire. Caí de nuevo e intenté trepar de espaldas demasiado éxito.
La mano trepó a todo lo largo de mi pierna. Parecía utilizarme para salir más que perseguir hundirme. Y eso hizo. Era una garra grande, depredadora y retorcida, helada, como un hueso pellejudo, sin carne ni grasa, fuerte como una tenaza prieta.
Escaló sobre mí sin escrúpulo hasta que la criatura más espantosa brotó por completo de la tierra. Era un monstruo de pesadilla, con la cara roída y la mirada vacía, dientes pestilentes y ropas mustias. Parecía tremendamente viejo, podrido y en las últimas. Me clavó las uñas al ascender sobre mí a modo de escaleras. Dolía pero el terror me impedía moverme.
Lo último que noté antes de que terminara de alzarse agarrándose con fuerza a mi cabeza y dejándome inconsciente, fue un fuerte olor a incienso, tan intenso que me provocó unas espantosas arcadas. Y una medio desdentada sonrisa de pesadilla.
Desperté con la luz del Sol cegándome con mezquindad, aún con los restos de aquel olor picante a mí alrededor, como en un mal sueño. Aturdida y tambaleante, me puse en pie con torpeza. Me dolía la cabeza, tenía un duro bulto en la frente, se palpaba con facilidad. Pero no había rastro del hueco ni de monstruo alguno, sólo una bonita caja con un gran lazo azul, y sobre ella una etiqueta que rezaba: “Para Ana, de los Reyes Magos, os traemos lo que más deseas, por haber sido una chica buena todo el año”.
Ahora sentía más curiosidad que asombro o incluso miedo. Empezaba a pensar que aquello había sido una broma cruel de los chicos. Me las pagarían.
Cogí la caja y la agité. Pesaba lo suyo, ¿qué habría dentro? Deshice el lazo con nerviosismo, y al abrir la caja quedé paralizada por el más doloroso espanto. La cabeza de Alex reposaba ensangrentada, con una mueca espantosa en sus labios retorcidos y sus ojos, abiertos de par en par, aparecían en blanco con las pupilas perdidas en su interior.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Tarjeta 5 para ofertas en CINES CINESUR

Hola a todos.

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aprovechad la oferta que esta muy bien. Saludosss